El 8M deja de nuevo a las mujeres musulmanas al margen de la representación feminista.
Ayer, se ha demostrado, una vez más la poca seguridad que existe en los espacios de manifestación para nosotras y cómo la lucha en contra de la islamofobia de género sigue siendo invisibilizada y silenciada.
El día de ayer, mediante varios de los cánticos que se han repetido a lo largo de manifestaciones por todo el país, se ha ridiculizado y menospreciado la figura de la mujer musulmana.
Consignas islamófobas, atacando la religión como «Muhammad, cúbrete tú» o «Taliban, cabrón, el velo es opresión», se han repetido en una gran cantidad de marchas.
Tampoco han faltado espectáculos dónde se queman sábanas con la intencionalidad clara de representar el rechazo hacía la mujer musulmana y su decisión del uso del hiyab como símbolo de identitario.
No se tratan de cánticos y actos de liberación y empoderamiento del derecho fundamental de libertad vestimenta de la mujer, sino de ataques de odio frívolos y que fomentan la islamofobia de manera reiterada entre todas las personas que participan en los actos de reivindicación.
La impunidad de los delitos de odio perpetrados por el movimiento feminacionalista conlleva un aumento de la vulneración de los derechos y libertades de las mujeres musulmanas.
Los acontecimientos racistas de ayer, junto a la nula denuncia y respuesta social de los mismos, reafirman la desprotección a la cual se enfrentan las mujeres hiyabisdentro del Estado español.
¿Hasta cuando las voces y protestas de las mujeres musulmanas seguirán siendo silenciadas por el feminismo español?
Estamos hartas, cansadas de que las mujeres musulmanas, y en particular las mujeres con hiyab, sean cuerpo de batalla. El feminismo busca la justicia social por nosotras sin preguntarnos a nosotras, sin escucharnos y sin conocer nuestras realidades. La islamofobia de estado está presente sobre nuestros cuerpos y nuestras libertades. Llevar un hiyab dentro del Estado español implica la exclusión y la marginalización de las mujeres tanto dentro del ámbito educativo como el laboral.
Exigimos, desde el antirracismo y el feminismo interseccional la visibilización de las dificultades que suponen en nuestra vida diaria la existencia de la islamofobia de género.
Condenamos los acontecimientos de ayer como lo que realmente fueron, delitos de odio hacía la mujer musulmana, y exigimos su denuncia.
En una sociedad cada vez más fragmentada por la hostilidad y aversión hacia la comunidad musulmana, estas muestras de odio nos señalan directamente y humillan nuestras creencias y posición social. Suponen una dificultad para la cohesión social y la existencia de una grave grieta dentro del movimiento feminista, donde no se representa una preocupación real para hacer frente a los ejes de opresión que atraviesan a la diversidad de mujeres dentro de la sociedad española.
Debemos replantearnos el aclamado cántico de cada 8M «Si tocan a una, nos tocan a todas», ¿Y si se trata de una mujer musulmana? ¿Respondemos con la misma fuerza?
La islamofobia de género incita a la aversión hacía las mujeres con hiyab, urge calificar los acontecimientos islamofobos de ayer como una muestra de delito de odio directo hacía nuestro colectivo, y condenarlo fuertemente para poder hablar de una sororidad real.
RED NACIONAL CONTRA LA ISLAMOFOBIA DE GÉNERO
شباب الامل 
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